Maluna contra el monstruo de tres cabezas: tercera parte

EL DESENLACE

Maluna gritó el hechizo con todas sus fuerzas, pero sus intentos fueron un fracaso absoluto. La cabeza no sucumbía, incluso cuando lo repetía con todas sus fuerzas una y otra vez. “Maldita sea” pensó, “estoy equivocándome en algo”.

Lo que la damisela ignoraba es que la tercera cabeza era sorda como una tapia y ni siquiera había oído la primera palabra de la frase. Y al ver que no estaba funcionando, tuvo que optar por otra solución: y se lanzó hacia la bestia enarbolando únicamente un pequeño puñal que siempre llevaba escondido en las enaguas, que los caminos estaban sembrados de maleantes y nunca había que confiarse.

Lanzando mandobles a diestro y siniestro, Maluna se abrió paso hasta la tercera cabeza, Endesa, que consideró que era la más fácil de vencer, y aunque no tenía un plan premeditado, su intención inicial era obligar a la cabeza sorda a escupir el veneno paralizante de una forma u otra: o con el hechizo o a fuerza de mamporros.
Pero de nuevo los planes no salieron bien, y la segunda cabeza se percató del acercamiento del enemigo y se giró hacia Maluna para asestarle el golpe de gracia definitivo.

Fue ahí cuando la dama recordó el consejo del Caballero Asesor: no se puede vencer al monstruo, hay que intentar huir. Y no le quedó más remedio que admitir que lanzarse al ataque de la bestia que aterrorizaba reinos enteros sin más arma que una daga que más bien parecía un cortaúñas, era una decisión estúpida, provocada por la desesperación.

Cambió de táctica justo a tiempo, y en el preciso instante en que Hacienda abría la boca para zampársela enterita, Maluna echó cuerpo a tierra cual marine bien entrenado y comenzó a rodar colina abajo, con tanta fortuna que la dentellada del monstruo solo alcanzó a morderle la pantorrilla de forma superficial.

Y con más fortuna contó de nuevo, porque en su frenética caída fue adquiriendo tanta velocidad que quedó fuera del alcance del monstruo durante unos instantes. Necesitaba esconderse y no estaba segura de encontrar un lugar adecuado a tiempo.
Pero la suerte estuvo de nuevo a su lado y oyó un siseo a sus espaldas. Un lugareño le hacía señas desde una abertura en la maleza. Estaba escondido en una de las cuevas que poblaban la zona y le ofrecía su ayuda para ocultarse. No dudó Maluna en correr hacia la entrada de la cueva, justo a tiempo, porque las tres cabezas del monstruo se veían a muy poca distancia.

“No te preocupes”, dijo el chico, “yo te ayudaré, soy experto en camuflar las entradas de las cuevas, y en esta he construido una cortina falsa de hojas y ramas”, “el monstruo no te encontrará”.

Efectivamente, el monstruo pasó de largo por la abertura de la cueva, sin percatarse de la presencia de dos seres humanos al otro lado de la hojarasca.
Los rumores contaban que en raras ocasiones el monstruo volvía sobre sus pasos, así que una vez esperado un tiempo prudencial, Maluna salió de su escondrijo, felicitándose por su buena fortuna y agradeciendo al lugareño la ayuda que había recibido. Más tarde volvió sobre sus pasos para agradecer también los buenos consejos recibidos del asesor, aunque hubiese puesto en práctica la mayoría de ellos y hubiese optado por una salida algo más cobarde.

Y así fue como Maluna consiguió salir casi victoriosa de su enfrentamiento con el monstruo de tres cabezas, tan solo con un mordisco en la pantorrilla que había sido imposible evitar. Desde entonces, fue mucho más cuidadosa cuando andaba por los caminos del reino, que nunca se sabe cuándo puede aparecer de nuevo la fiera.
Y colorín, colorado, este cuento autobiográfico se ha acabado.

P.D. El “mordisco” en la pantorrilla ha ascendido a unos 700 euros. Y a rezar para que nunca me vuelva a cruzar con ese terrible monstruo en el resto de mi vida!!!

Comentarios

  1. si señor!!....aunque la parte del marine con el cuerpo a tierra me tiene llorando a lagrima viva de pura risa....es lo que tiene imaginar a maluna cual g.i.joe vestida de camuflaje, reptando por el suelo....jajajaja....
    un beso pa maluna

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